domingo, 8 de marzo de 2009

EL REY Y SUS CUATRO ESPOSAS.

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas.

Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás. La vestía con las mejores y más elegantes vestimentas, la alimentaba con los más exquisitos manjares y la cuidadaba con esmero. Sólo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa; era tan encantadora y agradable...
Sin embargo, tenía miedo de que ella algún día se fuera con otro.
Así mismo quería muchísimo a su segunda esposa.
Cada vez que el rey tenía un problema, duda o necesitaba alguna cosa, acudía y confiaba en ella.
La primera esposa era una compañera muy leal.
Pero el monarca no la amaba; sentía cariño por ella y a pesar de que ella le daba todo su amor, él apenas se fijaba.

Un día el rey enfermó y al comprender que le quedaba poco tiempo se dijo:
“Ahora tengo cuatro esposas conmigo, pero cuando muera, estaré solo!”.

Entonces llamó a la cuarta y le pregunto:
“A tí te he amado más que a ninguna. ¿estarías dispuesta a seguirme y a ser mi compañía?”.
¡Ni pensarlo!. Contestó la cuarta esposa y se fue sin decir más palabras.

El rey se entristeció mucho, pero en un nuevo intento, llamó a la tercera y le pregunto:
“Te he amado toda mi vida. ¿estarías dispuesta a seguirme y a ser mi compañía?”.
¡No!. Contestó la tercera esposa; ¡La vida es demasiado buena y no renunciaré a ella por tí!.

El rey se sintió muy desamparado, pero sin perder la esperanza, llamó a la segunda y volvió a preguntar:
“Te he querido mucho y siempre que he necesitado tu ayuda has estado ahí para mí. ¿estarías dispuesta a seguirme y a ser mi compañía?”.
¡Lo siento, pero no puedo ayudarte esta vez!. Contestó la segunda esposa. ¡Lo único que puedo hacer hacer por tí es enterrarte!.

El rey se sintió muy debil e indefenso, pero de pronto escuchó una suave voz que decía:
Te seguiré a dónde tú vayas y nunca te dejaré!.
El rey miró a un rincón y allí estaba su primera esposa. Eran tan pequeña...casi insignificante.

Muy afectado, el monarca exclamó:
“Debí haberte cuidado mejor cuando tuve la oportunidad. Perdóname!”.

Moraleja:

EN REALIDAD TODOS TENEMOS CUATRO ESPOSAS EN NUESTRA VIDA:

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invitarmos en hacerlo lucir.
Nos dejará cuando muramos.

Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza.
Cuando muramos irán a parar a otras manos.

Nuestra segunda esposa es la familia y los amigos.
No importa el gran apoyo y amistad que nos dieron. Al morir sólo podrán acompañarnos hasta el sepulcro.

Y la primera esposa es nuestra ALMA. Ella sí que nos acompañará...hasta que se la entreguemos a DIOS.
Por eso, CUÍDALA, FOTALÉCELA Y CULTÍVALA AHORA.

¡HAZLA BRILLAR!.